Dudo que la historia del ser humano registre tantas tonterías como las que observamos hoy en el planeta. Desde los asuntos más importantes hasta los más frívolos, todo parece infectado de ignorancia, mezquindad y mediocridad.

El grave peligro de extinción humana ha resurgido, esta vez a manos de Vladimir Putin, un loco autoconsciente que carece por completo de la visión global que debe tener un jefe de Estado. Sus reivindicaciones territoriales sobre la vecina república de Ucrania podrían llevarla, dados sus fracasos militares convencionales, a recurrir a las armas nucleares, con todo lo que ello implica para el futuro de la humanidad.

A nivel regional y nacional, el panorama es sombrío. Los Estados Unidos de América, la nación más poderosa del mundo, bandera de la democracia y la libertad, está hoy partido en dos grandes fragmentos separados por estúpidas ideologías. La nación entera parece haber abrazado los extremos, dejando de lado la cordura proverbial de sus predecesores. En la televisión se pintan a diario dos países totalmente diferentes, los Estados Unidos de Fox News y los Estados Unidos de CNN. Quien se opone a Trump es comunista. Quien se opone a Biden es un fascista. La mitad del país dice que Hunter Biden es un ladrón y la otra mitad dice que el ladrón es Ivanka Trump. Algunos leen todo sobre Kanye West (que se jacta de no haber leído nunca un libro), mientras que otros leen todo sobre las hermanas Kardashian, que basan su notoriedad en el tamaño de sus nalgas. Cualquiera que admita el aborto en caso de violación o peligro inminente para la madre es comunista. Los partidarios de Black Lives Matter quieren derribar las estatuas confederadas a pesar de que es historia. Los adoradores de la supremacía blanca dicen que el surgimiento de la negritud representa un plan macabro y premeditado para cambiar la composición racial de la nación, lo que llaman la teoría del reemplazo blanco. El melodrama de Piqué y Shakira (acusada de evasión fiscal), Jennifer López y sus múltiples esposos y familiares acapara la atención de los televidentes. Una verdadera orgía de embrutecimiento.

Hoy identificamos a un republicano porque se niega a vacunarse o a un demócrata porque nunca se corta el pelo. Se dice que el Seguro Social es un mito demócrata, mientras que los republicanos aspiran a mantener la supremacía blanca en el país.

La inmigración, dicen Trump y Republic of Fox News, está representada por pedófilos y ladrones, quizás sin darse cuenta de que sus ancestros fueron inmigrantes (pero no del mismo origen) y que el problema de esta gran carrera de lugares pobres a lugares menos pobres es muy complejo y no se puede resolver con un muro. La educación universitaria gratuita es necesaria, dice la ultraizquierda hablando en CNN, aunque se sabe que el Tesoro de EE.UU. no apoyaría tal subsidio y la gratuidad termina siendo lo más caro para la nación. La población negra se queja de discriminación, pero sus organizaciones, programas de televisión, etc. No tienen objetivo ni remedio. El tema de género ha llegado al absurdo y la cursilería, con el uso de un lenguaje inclusivo y el reemplazo de aceptar las diferencias (que tendrían sentido) por intentar glorificar las diferencias (totalmente sin sentido).

Quienes nos aferramos al centro, adoptando ciertas posiciones definidas como de izquierda y ciertas posiciones definidas como de derecha, somos atacados por ambos lados. Nos llaman comunistas o fascistas, según con quién hables. Como dijo en su momento el poeta William Butler Yeats (traducción mía): El halcón ya no escucha al cetrero / todo se desmorona, el centro ya no aguanta / la anarquía se desata sobre el mundo… la ceremonia de la inocencia se ha ido / los mejores carecen de convicción / mientras que los peores están contagiados de apasionada intensidad.

En ningún tema vital, de vida o muerte para todos, esta polarización es más trágica que en el caso del cambio climático. Durante la Conferencia de París de 2016 y durante las conferencias posteriores, la gran mayoría de los países del planeta adhirieron a una tesis científica sobre la influencia del hombre y su uso de combustibles fósiles en el clima del planeta. El hombre ha actuado como un importante agente geológico, aumentando las emisiones de carbono hasta el punto de que el planeta está en peligro inminente de traspasar irreversiblemente los límites de temperatura que garantizan nuestra vida normal en el planeta. Ya podemos ver las trágicas consecuencias de este proceso, sin que el ser humano pueda ponerse de acuerdo para actuar con la celeridad necesaria para corregir esta profunda deformación.

Por el contrario, el mundo sigue empeñado en sus problemas de absurda frivolidad. En Venezuela un dictador ignorante, Maduro, se consolida y borra la huella de su antecesor, otro dictador ignorante, provocando una pugna entre los que le siguen y las viudas del anterior. En Perú, un hombre ridículo es presidente; en Nicaragua manda un psicópata; en Cuba, el pueblo ha estado esclavizado durante décadas. No se ve un solo estadista en la región.

Los grupos que abogan por restaurar la calidad del Homo sapiens son débiles. Nos ahogan las zarzuelas de mierda que hoy reinan sobre lo que le dijo Harry a Charles o si Megan le torció la boca a Camila. Algunos me dirán: señor: la frivolidad tiene su lugar en esta vida y tendrán razón, pero yo respondo: sí, pero no hasta el punto de convertirla en piedra angular de la existencia.

Hay fugas. Pero lo más triste es que hay que huir de la realidad circundante para encontrar la felicidad, cuando debería estar al alcance de la gran mayoría de los seres humanos. El camino que recorremos nos lleva a la involución más severa.

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