De declaraciones a acciones efectivas para acabar con la impunidad dictatorial

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Cuba
Foto: AFP

La violación de los derechos humanos y los crímenes de lesa humanidad cometidos por quienes ostentan el poder en Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia ejerciendo el terrorismo de Estado, se encuentran en innumerables informes, investigaciones e informes que prueban la reincidencia delictiva con total impunidad y someten a la impotencia. . El desprecio de las dictaduras ante las reiteradas demandas y resoluciones de organismos y gobiernos desacredita el sistema internacional y fortalece a las dictaduras, pero impone a las democracias la urgencia de pasar de las declaraciones a las acciones efectivas.

La 52 Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos de la OEA acaba de publicar una «Resolución sobre la crisis política y de derechos humanos en Nicaragua» aprobada por aclamación, en la que insta al régimen de Daniel Ortega a «cesar toda acción violenta contra los población y restablecer plenamente los derechos civiles y políticos, las libertades religiosas y el estado de derecho”… “poner en libertad de inmediato a todos los presos políticos de conformidad con las decisiones y recomendaciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos” .

También desde la 52 Asamblea General de la OEA, nueve países, Brasil, Chile, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Estados Unidos, Paraguay y Uruguay “han pedido al régimen de Nicolás Maduro la liberación de todos los presos políticos” en Venezuela, expresando preocupación por “las sistemáticas violaciones a los derechos humanos que continúan ocurriendo en Venezuela…”.

La resistencia civil a las dictaduras de Cuba y sus satélites organizó y participó en actos en torno a la Asamblea General señalando con el dedo los crímenes de las dictaduras del socialismo del siglo XXI o castrochavismo, los miles de presos políticos y las crisis humanitarias. Activistas por la libertad y los derechos humanos, organizaciones no gubernamentales y familiares de las víctimas han buscado contactar a cancilleres y autoridades para recordarles la realidad de la región con los presos, la tortura y el exilio político.

Al recordar un año del 11 de julio de 2021, en el que el pueblo cubano salió a las calles para reclamar pacíficamente la libertad “patria y vida”, la relatora para Cuba de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos certificó “seis oleadas de represión” de la dictadura contra la población, expresando que: “Los patrones de violaciones a los derechos humanos observados en Cuba, a través de las diversas acciones represivas encaminadas a reprimir las voces disidentes y las demandas ciudadanas de cambio político y social, se presentan como parte de una situación estructural arraigada en la propia ausencia de democracia en el país”.

El 20 de septiembre se dio a conocer el informe de la “Misión Internacional Independiente de Investigación de las Naciones Unidas sobre la República Bolivariana de Venezuela” que detalla la rendición de cuentas por crímenes de lesa humanidad destinados a reprimir la disidencia a través de los organismos de inteligencia del Estado con acciones del dictador y de personas de autoridad superior. Institucionalización del terrorismo de Estado, la tortura y el asesinato con impunidad.

Bajo “reserva” por 9 meses, se “filtró el informe 394/21 de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos Caso 13.546 emitido el 21 de diciembre de 2021”, el cual “concluye que el Estado boliviano es responsable por la violación de los derechos a la vida, integridad personal, libertad personal, garantías judiciales…” en el caso de la masacre perpetrada en abril de 2009 en el Hotel las Américas a las órdenes de Evo Morales: Torturas, asesinatos, impunidad.

Las demandas de liberación de los presos políticos en Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua, por reiteradas e ineficaces, se convierten en una forma de complicidad de las democracias y sus líderes, quienes tras tales expresiones continúan conviviendo, comerciando, ayudando y legitimando regímenes dictatoriales. Los presos políticos son monedas de cambio criminales que las dictaduras utilizan para negociar y mantenerse en el poder porque las democracias lo permiten.

Existen acciones políticas, individuales, económicas y jurídicas efectivas: políticas, desde la retirada de embajadores hasta la ruptura de relaciones; individuales, son sanciones que presionan el apoyo político, económico y operativo de los regímenes; económico, para reducir la capacidad de financiamiento y apoyo de las dictaduras, la prohibición de transacciones de activos y reservas de sus bancos centrales con exclusión de las entidades bancarias de la mensajería segura SWIFT; leyes, la aplicación diligente de estándares internacionales como el Estatuto de Roma, la Carta Democrática Interamericana, el TIAR, la Convención de Palermo contra el Crimen Organizado y más.

Artículo publicado en Infobae.com

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