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La severa crisis económica de Cuba, el fuerte aumento de la migración y el malestar social han llevado a muchos últimamente a establecer comparaciones entre el momento actual y el llamado período especial que atravesó el país en la década de 1990.

Pero, ¿realmente Cuba vive un período especial 2.0? Cinco expertos de diferentes campos consultados por Efe, desde historiadores a economistas, pasando por politólogos y sociólogos, trazan paralelismos entre ambos períodos, pero también claras diferencias.

«Creo que los dos períodos son comparables», dice el sociólogo cubano y director de la Escuela de Sociología de la Universidad Católica Silva Henríquez de Chile, Diosnara Ortega. “Estamos viviendo escenarios similares, aunque con particularidades”, añade.

El historiador cubano Rafael Rojas, profesor del Colegio de México, es menos probable de asimilar, pero señala que esta crisis es «impresionante» y que su «potencial migratorio», sobre todo entre los jóvenes, es «altísimo».

economía

El área que plantea más paralelismos es la economía. El producto interno bruto (PIB) de Cuba se desplomó un 36% entre 1990 y 1993 y un 13% entre 2020 y 2021.

En ambos períodos se dispararon la inflación, el déficit presupuestario y el tipo de cambio del dólar en el mercado informal, subraya el cubano Pavel Vidal, profesor de economía de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali (Colombia).

Más allá de las cifras macroeconómicas, en los últimos dos años se han repetido las colas interminables como en los años 90, por la escasez de productos básicos, como alimentos, combustible y medicinas.

Durante el Período Especial, el hambre y los apagones fueron mucho más severos; hoy, la inflación galopante y la dolarización están carcomiendo el poder adquisitivo de los cubanos.

Para remediar esta situación, el gobierno cubano anunció en ambas ocasiones reformas para liberalizar la economía.

Pero, como señala el exdiplomático cubano Carlos Alzugaray, en aquella época la apertura al sector privado era «un mal necesario» -luego revertido-, mientras que hoy se considera necesaria y «sin retorno atrás».

Desde septiembre pasado se permiten los pequeños negocios privados -prohibidos en 1968- y ya se han registrado cerca de 3.500.

Cuba y sus cambios

Rojas señala que estos cambios, aunque lentos y parciales, se deben a las reformas del expresidente Raúl Castro, un contexto “que no existía en los años 90”. Vidal percibe ahora una mayor diversificación geográfica y sectorial de la economía.

Alzugaray señala que el Período Especial “viene tras una etapa en la que a Cuba le iba bien”, en referencia a la década de los 80, cuando el actual golpea a un país ya “desequilibrado” por la pandemia y las sanciones impulsadas por el expresidente de los Estados Unidos. Estados Unidos. , Donald Trump (2017-2021).

Esta diferencia es fundamental para Ortega: “La crisis actual es mucho más grave que la de los 90, porque entonces se podría aspirar (a volver) a un pasado reciente. Pero los jóvenes de hoy no tienen esta experiencia de un pasado glorioso”, ahora abunda la “desesperación”.

La historiadora cubana Ada Ferrer, profesora de la Universidad de Nueva York y premio Pulitzer de historia por su libro “Cuba: une histoire americaine” (Cuba: une histoire americaine), ve en esto la “mayor diferencia”.

«En tiempos especiales era algo nuevo, era la primera crisis profunda y el Gobierno podía pedir sacrificios», mientras que hoy «más de un tercio de la población», refiriéndose a los jóvenes, «no sabe nada más que de la crisis», dijo. suplica

Protesta y migración

Para Vidal «como en los 90», la crisis económica ha provocado «protestas sociales» y «una ola migratoria», pero considera que las actuales son de mayor magnitud.

En el Maleconazo de agosto de 1994 y el 11 de julio de 2021 se produjeron protestas antigubernamentales donde la conflictividad económica fue el principal motor.

Los más recientes se han difundido por todo el país -gracias a Internet- y han sido reprimidos primero por la policía, luego procesados ​​en decenas de casos y centenares de condenas, algunas de ellas de hasta 30 años de cárcel para condenados por sedición.

Más de lo que está pasando

La primera, donde también intervino con dureza la policía, surgió exclusivamente en La Habana y perdió fuerza luego de que el entonces presidente del país, Fidel Castro, se acercara a las protestas y terminara dando un discurso.

Ortega señala, como hecho diferenciador, que Fidel ha ofrecido una «respuesta política» a la protesta, ganando así «capital político», mientras que el actual Gobierno sólo ha tocado la «dimensión policial».

El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, definió las protestas como un intento de «golpe suave» orquestado desde Washington y aseguró que solo los actos violentos fueron juzgados y seguidos, en todas las ocasiones, en el marco del debido proceso.

Las migraciones de ayer y de hoy también presentan características disímiles. La crisis de los balseros se concentró en cinco semanas y la actual, según explica Rojas, es una migración “por goteo” que “se ha agravado con la pandemia”.

La de 1994 trajo más de 35 000 cubanos a Estados Unidos. Desde octubre pasado hasta abril llegaron a Estados Unidos 114.000 cubanos -alrededor del 1 % de la población total de la Isla-, según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, acercándose al éxodo del Mariel de 1980.

Según Rojas, esto «refleja un mayor pesimismo, cansancio y desesperación después de tres décadas en las que el gobierno ha tardado en implementar reformas económicas».

Cansancio social y liderazgo.

Varios expertos inciden en el aspecto psicológico. Alzugaray advierte de la actual “anomia social” y Ortega considera que antes la situación generaba una resistencia “a mantener” mientras que ahora observa “una resistencia contra el poder”.

“La gente en Cuba no está dispuesta a esperar, especialmente los jóvenes”, dice Ortega sobre el momento actual, hablando de “confianza reducida” en el gobierno y menos políticas sociales que en la década de 1990.

Destaca que Fidel supo cambiar el marco del discurso y “contraer las expectativas” de la población, algo que no se ha hecho ahora, especialmente tras el optimismo que destacó el llamado “deshielo” promovido por los expresidentes de Cuba y EEUU, Raúl Castro y Barack Obama.

También «muy importante», prosigue Ortega, es el cambio de la clase política, que ya no es la «histórica», la de los que hicieron la revolución, cargada de legitimidad y carisma.

Otros detalles

Alzugaray lo condensa así: “La credibilidad de Fidel nunca ha sido cuestionada; la del Gobierno hoy sí”.

Un último punto se refiere a las consecuencias en Cuba de la situación internacional, que es a la vez convulsa. En la década de 1990, la isla se vio arrastrada por el colapso del bloque soviético; actualmente lo es la pandemia y, en los últimos meses, la invasión rusa a Ucrania.

Luego dejó de recibir apoyo económico de la URSS. En los últimos años, los envíos de petróleo venezolano, las remesas y los ingresos por turismo han disminuido significativamente.

Ayer y hoy, además, Estados Unidos dio una nueva vuelta de tuerca a sus sanciones contra Cuba en momentos económicamente difíciles para la isla. En 1996 con la Ley Helms-Burton y hoy con las 243 medidas aprobadas por Trump, de las que su sucesor, Joe Biden, revirtió solo algunas.

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Hildelita Carrera Cedillo
Hildelita Carrera Cedillo