Los precios de la gasolina han superado los $5 por galón en partes de los EE. UU. ° GETTY IMAGES

Una vez más, sale a la palestra el tema de las sanciones internacionales impuestas a nuestro país como tal ya ciertos funcionarios o vinculados por gobiernos extranjeros. Veamos esto en el contexto global y no solo en la parroquia. Las sanciones que el gobierno de Biden y sus socios o aliados en el espacio europeo están imponiendo a Rusia y que se incrementan día a día, están produciendo resultados nefastos para Moscú y para personalidades más o menos cercanas al poder en este país.

Es obvio que una gran potencia como la Federación Rusa, que también tiene energía, militar, alimentos, etc. está inmerso en lo que es el fenómeno de la globalización que lo ha llevado a dominar ciertas variables ya la vez a ser dominado por otras variables que no controla. Vamos a ver.

En energía, por ejemplo, Rusia tiene los recursos y la infraestructura que le permiten extraer y exportar lo suficiente para aprovechar su propio desarrollo al mismo tiempo que puede caer -y ya ha caído- en la tentación de extorsionar a Europa. Sin embargo, no es menos cierto que una suspensión de sus exportaciones o la decisión de los clientes de buscar otros proveedores produce o producirá una acumulación de existencias, una reducción de las reservas en dólares, etc.

Esto fue parcialmente contrarrestado por la decisión de Moscú de exigir el pago de las facturas en rublos para no depender del dólar. Una jugada aparentemente buena choca con la innegable realidad de que las importaciones que Rusia requiere para operar su parque industrial se ven obstaculizadas por el hecho de que deben pagarse principalmente en dólares y a través de sistemas de transferencia bancaria controlados por plataforma (SWIFT) y sin acceso al circuito bancario norteamericano.

Como ejemplo relevante, observamos el enfrentamiento político entre Moscú y Berlín por el gasoducto Gulfstream que suministra gas ruso a Alemania y otros países. Si se corta el envío de gas es muy malo para los alemanes, pero también se suspende el flujo inverso de dólares, que ya empieza a afectar la balanza del comercio exterior ruso. ¿Sufrimos o ambos?

Rusia tiene bonos soberanos y corporativos colocados en los mercados bursátiles mundiales, particularmente con inversores norteamericanos y europeos. Como resultado de las sanciones, la capacidad de Moscú para pagar capital y cupones de interés a los acreedores que son precisamente ciudadanos occidentales que alguna vez hicieron un negocio legal y ahora las medidas restrictivas de sus propios gobiernos les impiden recuperar sus inversiones. La pena es tan grave que se está considerando darle una excepción.

Estados Unidos tomó la decisión de prohibir la importación de petróleo ruso y por ello puso los ojos, entre otras cosas, en una Venezuela gruñona y poco confiable, además de tener que renovar la licencia OFAC (Tesoro de Estados Unidos) para permitir que Chevron -una 100 % empresa estadounidense – para continuar operando en «territorio hostil» al tiempo que prohíbe a sus ciudadanos, incluso a los ordinarios, incluso reunirse con sus homólogos venezolanos para discutir asuntos comerciales. Todo esto, que se está produciendo en el marco del conflicto ruso-ucraniano, ha provocado que el precio de la gasolina en los surtidores del norte pase de 2,50 dólares el galón a 5,00 dólares, para disgusto de los ciudadanos que, en su mayoría, parte, consideren que esta guerra no les afecta y que no tienen que pagar por ella. Tanto es así que en una reciente votación en el Congreso para autorizar la ayuda económica a kiev, 57 representantes republicanos y 10 senadores del mismo partido se pronunciaron en contra del proyecto (que finalmente se concretó) alegando que no convenía a sus votantes , que es además la voluntad de cara a las próximas elecciones parciales de noviembre, de no contradecir al señor Trump, cuya posición frente a Putin es cuanto menos «tibia».

Todo lo anterior nos lleva a considerar el tema de las sanciones contra Cuba y Venezuela, que se espera sean flexibilizadas. Nicaragua de momento es un capítulo aparte.

Hasta la fecha, este escritor no comenta si tal flexibilidad es adecuada o no, sino que enfatiza lo que ya hemos dicho muchas veces en otros artículos: esto se resuelve en interés de los EE. UU., dueño absoluto de la eficacia de las sanciones- que pueden o no coincidir con alguno de los prejuicios que enfrenta Venezuela, sin perjuicio de que como subproducto pueda ser utilizado para incentivar la reanudación de las conversaciones en México o para algún otro beneficio.

Precisamente en este tema, quien escribe esto se muestra pesimista, anticipando que -si hay una conversación- quedará en nada y volverá a servir a los ocupantes de Miraflores para ganar tiempo mientras enredan y dividen a la ya tambaleante oposición. La prueba está ahí: aún no se han sentado y el oficialismo ya condiciona la reanudación de la reunión a la incorporación de Alex Saab a su delegación que, como mensaje, no puede ser más elocuente en sentido negativo, no. importa cuán inteligentes sean Jorge Rodríguez y Gerardo Blyde frente a las redes sociales.

Lo mismo ocurre con el tema de la Cumbre de las Américas que se realizará en San Diego, California a principios de junio. El anfitrión ya ha dicho que no invitará a Maduro pero aún tiene que decidir si invitará a Guaidó, a pesar de que es la autoridad que reconoce como legítima para Venezuela. No será extraño que después de un tiempo el pobre Juan se quede en la borda cuando intereses que ni él ni ningún venezolano controla así lo determinen según la conveniencia de Washington. No son ni buenos ni malos, son americanos y no venezolanos. Los gringos votarán en noviembre, no los venezolanos. Dramáticamente obvio!

¿Pesimismo? ¿Realismo sí? Total.

@apsalgueiro1@gmail.com

El post ¿Son más flexibles las sanciones? se publicó por primera vez en EL NACIONAL.

Hildelita Carrera Cedillo
Hildelita Carrera Cedillo