Pedro Pablo Aguilar

El Instituto de Formación Demócrata Cristiana, con motivo de su 60 aniversario, rindió recientemente un merecido homenaje a uno de sus fundadores, Pedro Pablo Aguilar (en adelante PPA), una veterana dirigente política de la Democracia Cristiana venezolana que merece de mi parte un reconocimiento y una sincero homenaje a través de estas líneas. Lo conocí personalmente, fui su asesor en la Organización Demócrata Cristiana de América, cuya sede estaba entonces en Caracas, de la cual fue brillantemente secretario general. Hablé muchas veces con él, una persona tranquila, inteligente, con una conversación enriquecedora, con una gran experiencia política y siempre abierta al diálogo franco donde no había fanatismo ni prepotencia.

El PPA formó parte de la generación de políticos venezolanos que identifiqué con el año 1946. Claramente separado de la derecha conservadora, el nuevo partido Copei, fundado en 1946, retomó la lucha por los ideales democráticos de la Revolución de Octubre y la nueva vía. de hacer política que tenía en la sana confrontación de ideas y posiciones, donde el soberano, mediante el libre ejercicio del sufragio, determinaba la conducción de los asuntos de Estado por la mayoría, y el respeto a la minoría opositora, siempre abierta a la posibilidad de ganar el voto popular y la llegada al poder. Es una generación curtida en la lucha política, con sus altibajos, como la intransigencia de la hegemonía política primero, luego la lucha contra la cruel dictadura de Marcos Pérez Jiménez.

A través de esta dura experiencia, el PPA logra convertirse, por su inteligencia, esfuerzo y dedicación, en uno de los líderes más respetados del partido, donde ha ocupado sabiamente los cargos y responsabilidades más relevantes, incluido el de secretario general. Además, PPA se ha distinguido por su papel como parlamentario, donde ha asumido importantes iniciativas legislativas y participado en los debates decisivos que se han suscitado en el seno de nuestra República Civil. El PPA fue ante todo un político, un hombre entregado con devoción a la vida política, un hombre de partido en el sentido noble del concepto, en cuanto que los partidos, hoy en horario reducido, golpeados duramente por la actual dictadura, son instituciones fundamentales. de la democracia moderna, porque, como señala el gran jurista Hans Kelsen en términos con los que estoy totalmente de acuerdo, «sólo a través de la ofuscación o el fraude se puede mantener la posibilidad de una democracia sin partidos políticos». La democracia requiere necesaria e inevitablemente un estado de partidos.

Además de otras virtudes, quiero destacar aquí una, que lamentablemente se ha vuelto excepcional en la vida política actual, su honestidad. PPA fue un hombre honesto en todos los actos de su vida pública, además de ser un hombre de familia, que hizo de la amistad un don precioso a cultivar.

Soy consciente de los esfuerzos de la PPA para salvaguardar el patrimonio democrático de la República Civil. Comprendió e impulsó diligente y militantemente todos los esfuerzos por reformar nuestras instituciones políticas, y así garantizar su sostenibilidad. Desafortunadamente, la inercia conservadora del régimen político ha bloqueado en algunos casos estos esfuerzos y en otros los ha retrasado. La angustia existencial de PPA no pudo dar sus frutos, pero así quedará para la historia, una vez apaciguadas las pasiones, nos dará su severo veredicto, que encontrará a PPA entre los principales impulsores, siempre en primera línea, de los cambios necesarios. instituciones , como lo demuestra su actuación dentro de la Copre, su eminente participación en la comisión bicameral que en su momento proponía una reforma constitucional mal entendida, su eminente papel dentro del Consejo Consultivo, que propugnaba ciertas soluciones urgentes, y otras a mediano plazo, para evitar la grave crisis política que azotaba al país, así como la propuesta de consultar al pueblo sobre la posibilidad de acortar el mandato presidencial y convocar a elecciones legislativas, y finalmente su apoyo a una asamblea constituyente que facilitara un gran debate sobre nuestro destino político .

El valor del reconocimiento de los seres humanos merecedores es mucho mayor en vida que después de nuestra inevitable muerte, pues ese reconocimiento perdura en la felicitación y se prolonga y enriquece en el tiempo. Vale de mi parte este humilde reconocimiento a un gran político y figura pública que es y ha sido siempre a lo largo de su vida PPA.

El periodismo independiente necesita el apoyo de sus lectores para seguir adelante y asegurarse de que las noticias incómodas que no quieren que lea permanezcan a su alcance. ¡Hoy, con su apoyo, seguiremos trabajando duro por un periodismo libre de censura!
Hildelita Carrera Cedillo
Hildelita Carrera Cedillo