Migrantes indocumentados enfrentan temor e incertidumbre ante las políticas migratorias de Trump
En el sur de Florida, María, una inmigrante indocumentada que trabaja en los campos agrícolas de Homestead, admite que ha vuelto «a las sombras» después de las promesas del presidente electo Donald Trump de imponer duras políticas de inmigración. Como muchos otros en tu situación, vives con miedo e incertidumbre sobre lo que te depara el futuro. «Tenemos mucho miedo porque no sabemos hasta dónde puede llegar esto», admite María, que prefirió no desvelar su verdadero nombre por miedo a represalias.
La nueva administración Trump ha anunciado planes para una ofensiva sin precedentes contra la inmigración ilegal, incluidas deportaciones masivas que comenzarán con personas que han cometido delitos y se expandirán a otros inmigrantes indocumentados. Esas medidas están generando miedo en comunidades como Homestead, donde miles de trabajadores indocumentados sostienen una de las principales industrias de Florida.
Según el Instituto de Política Migratoria de Estados Unidos, alrededor de 455.000 inmigrantes indocumentados trabajan en Florida. De ellos, el 24% están empleados en la construcción, el 17% en trabajos domésticos y administrativos, el 15% en servicios de alimentación, el 9% en comercios y el 8% en otros sectores. La agricultura en particular depende en gran medida de esta fuerza laboral.
Para María y muchos otros, el miedo es palpable. «No todos somos delincuentes, no todos venimos a pedir algo. «Hacemos el trabajo que otras personas no quieren hacer», dijo otra mujer indocumentada anónima. Algunas personas ya están considerando mudarse a ciudades santuario o incluso abandonar el país para evitar el impacto de las políticas de Trump.
Deportaciones masivas y redadas sin precedentes
Durante su campaña, Trump prometió llevar a cabo «la mayor operación de deportación interna en la historia de Estados Unidos». Esto incluirá un aumento significativo de los ataques, incluso en lugares que antes se consideraban sensibles, como escuelas, hospitales e iglesias. El levantamiento de las restricciones que limitan la detención en estos espacios ha provocado un temor creciente entre las comunidades de inmigrantes.
«El pueblo estadounidense reeligió al presidente Trump con un mandato claro de cumplir sus promesas de campaña», dijo Carolyn Leavitt, portavoz del equipo de transición de Trump. Si bien el presidente electo reconoció que implementar estas medidas sería complicado debido a las leyes y regulaciones vigentes, insistió en que «hay que hacerlo».
Las organizaciones de derechos de los migrantes han calificado estas políticas de crueles y contraproducentes. María Bilbao, portavoz del American Friends Service Committee, advirtió que estas medidas afectan no sólo a los inmigrantes, sino también a la economía del país. «Ya hemos visto eso en Florida con la SB 1718, que perjudicó la economía y dejó a mucha gente en la calle», dijo.
Bilbao también criticó el enfoque de Trump, quien insinuó que deportaría a familias enteras para evitar la separación. «Es como estar feliz de ser cada vez más cruel», dijo, y anunció que su organización estaba planeando movilizaciones y desafíos legales para frenar estas políticas.
Impacto económico de las deportaciones
La deportación masiva de inmigrantes indocumentados tendría importantes consecuencias económicas. Según los expertos, los inmigrantes indocumentados constituyen aproximadamente el 4,8% de la fuerza laboral en Estados Unidos, con notable participación en sectores como la agricultura, la construcción y los servicios.
El economista Tulio Rodríguez señaló que deportar a millones de trabajadores podría reducir el producto interno bruto (PIB) del país y afectar los ingresos fiscales que financian los programas de salud y los servicios públicos. Además, su ausencia podría generar salarios más altos en ciertas industrias, lo que a su vez generaría precios más altos para los consumidores.
Un informe del Pew Research Center reveló que el número de inmigrantes no autorizados en la fuerza laboral estadounidense alcanzará los 8,3 millones en 2022, niveles históricos no vistos desde 2008. Por aquí. Este aumento subraya la importancia económica de esta población y la dependencia de muchas industrias estadounidenses de su trabajo.
Ciudades de refugio y resistencia local
Ante la inminente implementación de la política de Trump, varias ciudades santuario han reafirmado su compromiso de no cooperar con las autoridades federales en redadas y deportaciones. Los Ángeles, por ejemplo, adoptó oficialmente este estatus y se comprometió a proteger a sus comunidades de inmigrantes.
Estas ciudades plantean un desafío a las políticas de Trump porque su cooperación es esencial para llevar a cabo los ataques masivos. Sin embargo, la nueva administración ha indicado que podría tomar medidas legales y económicas para presionar estos asentamientos.
Se están revisando otras medidas migratorias
Además de las deportaciones, Trump ha señalado su intención de poner fin al programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), que protege de la deportación a más de medio millón de jóvenes conocidos como «Dreamers». Durante su primer mandato intentó derogar este programa, pero fue bloqueado por la Corte Suprema en 2020. Ahora los Dreamers enfrentan una vez más la posibilidad de perder sus permisos de trabajo y su protección contra la deportación.
Trump también ha indicado que buscará reducir las vías de inmigración legal, incluidos los programas de reunificación familiar y protecciones humanitarias como el Estatus de Protección Temporal (TPS). También podría eliminar el programa de permiso humanitario implementado por Joe Biden para ciudadanos de Venezuela, Cuba, Nicaragua y Haití.
Estas medidas podrían provocar la separación de familias y exponer a miles de personas a condiciones inseguras en sus países de origen, exacerbando los problemas de salud física y mental en las comunidades afectadas.
Esperanza en medio de la incertidumbre
A pesar del temor generalizado, María y otros inmigrantes indocumentados confían en que existen formas legales de desafiar estas políticas. «No nos rendiremos», dice María. «Nos dicen que tenemos que esperar y ver qué tipo de legislación propone Trump y en ese momento buscar soluciones legislativas».
La incertidumbre marca el horizonte para los inmigrantes indocumentados en Estados Unidos mientras el país se prepara para una nueva administración que promete cambiar radicalmente el panorama migratorio. Sin embargo, la resistencia de las comunidades de inmigrantes y sus aliados puede jugar un papel decisivo en los próximos años.