Corría el año 1964 cuando en septiembre comencé mis estudios de derecho en la UCV. Uno de nuestros profesores dejará una huella imborrable en nuestra cohorte, el profesor Arístides Calvani, quien impartió Introducción al Derecho. Era un maestro aparentemente serio y riguroso en quien se descubrió un corazón cálido poco después de tratar con él. Fue un moralista, que insistió sobre todo en los principios y valores a los que debe servir el Derecho, inspirándose en una concepción iusnaturalista cristiana. Muchos de sus alumnos al menos ese año procedían de colegios católicos, en mi caso del Colegio La Salle, ya fundamentalmente sensibilizados por la Doctrina Social de la Iglesia, por lo que acercarse al profesor Calvani fue una grata y estimulante experiencia para sumergirnos en nuestras diversas vocaciones, ya sean sociales, ya sean más específicamente políticos. Por eso, nos resultó muy natural incorporarnos como alumnos, ya sea en cursos sistemáticos o en círculos de estudio, al Instituto de Formación Demócrata Cristiana, Ifedec, que había sido fundado apenas dos años antes y cuyo primer presidente fue precisamente el Dr. Calvani.

Ifedec operaba en una antigua casa de campo rodeada de vegetación llamada Campoamor, en la urbanización Los Chorros al este de la ciudad. Allí se han organizado cursos nacionales y cursos internacionales, porque en ellos han participado no sólo promociones de jóvenes directivos de las distintas latitudes del país, sino también de otros países del medio latinoamericano, directivos de los hermanos partidos socialcristianos, una rica experiencia para el conocimiento personal y la discusión de las ideas con las que nos sentimos identificados. El partido socialcristiano Copei fue el primer partido en nuestro país en hacer de la formación política de sus afiliados, y en especial de su juventud, una actividad prioritaria, convirtiéndose en Ifedec, bajo la dirección de un hombre de prestigio e integridad moral, el Dr. Calvani, en una referencia inigualable para Venezuela, y modelo para otras experiencias que se han ensayado en otros países de la región. A través de sus planteamientos doctrinales e ideológicos, los socialcristianos identifican su especificidad, como afirma el líder fundador de Copei, Rafael Caldera, en un libro de cabecera para todos los socialcristianos venezolanos, La especificidad de la democracia cristiana (1972), que obliga al partido, como ya he subrayado, a hacer de la formación una tarea permanente y prioritaria.

El camino recorrido por Calvani y sus colaboradores en Ifedec no fue fácil, pues se trataba de sistematizar los principios y valores pedagógicamente, y convertirlos en una guía confiable para la acción política. Es el arduo tránsito que Roger Vekemans identificó en tres niveles: doctrina, ideología y política. Los años sesenta fueron un período complejo tanto en lo político como en lo ideológico, que inevitablemente afectó al pensamiento de inspiración cristiana, que se manifestó en posiciones que iban desde el conservadurismo hasta posiciones revolucionarias. Baste mencionar que en estos años, que no dudo en llamar «años ideológicos», se ha producido un profundo movimiento de renovación en la Iglesia Católica, gracias a la celebración del Concilio Vaticano II, además de la publicación de tres grandes encíclicas sociales, Mater y magistraPacem en Terris del Papa Juan XXIII, y populorum progreso del Papa Pablo VI, espíritu renovador que se expresa en América Latina en las Conferencias Episcopales de Medellín y Puebla, con una visión más comprometida con el pueblo en nombre de la Iglesia. Los desafíos no fueron fáciles: por un lado la teología de la liberación, por otro el llamado diálogo con los marxistas, y una rebelión juvenil que tuvo su expresión más difícil en el movimiento estudiantil de mayo del 68 francés.

En un mundo convulso y difícil como el de la Guerra Fría, Calvani y sus colaboradores lograron establecer bases educativas de las que los jóvenes de la época se sintieron privilegiados. La democracia venezolana recién establecida logró estabilizarse gradualmente. La contribución de los socialcristianos a la dirección de la formación política, en definitiva, una formación profundamente democrática basada en la eminente valoración de la dignidad de la persona humana, fundamento de nuestros sagrados derechos, tiene en Arístides Calvani y en Ifedec un baluarte de orgullo y recuerdos inolvidables.

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Hildelita Carrera Cedillo
Hildelita Carrera Cedillo