Por ADOLFO CASTAÑON

Sólo podemos hablar bien de los muertos. ¿Y cómo hablar de otro modo de Picón Salas en su ciudad natal? Sin embargo, el sentido de este homenaje reside precisamente en lo no cantonal, en lo transhispánico, cuando no universal. Por qué hay que rendir homenaje a Mariano Picón Salas. La deuda es múltiple. Es con el creador de un nuevo ensayo hispanoamericano. Es con el emprendedor cultural. En este orden, México le debe una importante labor editorial. Junto con Alfonso Reyes y Daniel Cosío Villegas, fundó la colección Tierra Firme y colaboró ​​y asesoró en la articulación del Fondo de Cultura Económica de la Biblioteca Americana. Colaboró ​​activamente con Jesús Silva Herzog a principios de cuadernos americanos. Además de esta labor editorial, cabe tener en cuenta su labor académica. Mariano Picón Salas fue uno de los maestros que, junto a José Gaos, José Miranda y Daniel Cosío Villegas, fundaron el Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México. Luis González, creador de la microhistoria, fue uno de sus discípulos y tiene con él una deuda teórica y metodológica. Esta filiación puede alertarnos para ubicar a Picón Salas como uno de los precursores del revisionismo que hoy da crecimiento y plenitud a la historia de América Latina. Este revisionismo tiene causas y raíces vagas.

Historia completa

América es un continente sin historia en la medida en que la historia americana ha sido una historia oficial, prescrita y ordenada por las facciones vencedoras. Una historia monolítica o maniquea. No hay historia de federales y góticos, de radicales y conservadores, de historia revolucionaria o reaccionaria. La función de historiador ejercida por Picón Salas tiende a evitar esta fragmentación y busca una historia integral. ¿Cómo definir el perfil intelectual de Mariano Picón Salas? ¿Escritor? Desde entonces. ¿Ensayista? Claro. ¿Historiador? Necesariamente. Pero parece que el término más apropiado es el de Historiador Cultural. Picón Salas da un rodeo cultural para entender la historia. Esto no se entenderá si no se recuerda que debió vivir y desarrollarse en una época gobernada por dictadores. La historia de la cultura desarrollada por Picón Salas es, en cierto modo, una historia escrita para redimir la historia de la dictadura, la historia dictada. En este sentido, su historia de la cultura es crítica y revisionista en la medida en que inhibe y por así decir imposibilita la historia servil y mercenaria dictada por la simpatía o aversión del régimen de turno. Es un intento de evitar la biografía – de evitar la biografía del poder, la historia de un país contada a través de la vida de un hombre – para acceder a la Historia, es decir comprender los procesos que mueven a las personas. En esta lectura, no hay ganadores ni perdedores; Para Picón Salas, la historia expone y no aprueba; es secular y no busca prosélitos. Uno de los aspectos más modernos de la historia de la cultura practicada por Picón Salas es su distancia crítica y selectiva de la explicación marxista de la historia, su creencia bien documentada de que la cultura, su exposición e interpretación son, por supuesto, posibles pero independientes y en términos específicos. También se debe mantener el escepticismo de las rupturas políticas en la historia como instrumentos viables de composición. Su libro paradigmático sería De la conquista de la independencia, un libro que permite a la colonia entrar por la puerta grande en la conciencia histórica americana y que postula —según la investigación historiográfica moderna— que la cultura hispanoamericana debe leerse en términos de sus continuidades más que de sus rupturas; que la historia cultural hispanoamericana obedece no tanto a una tradición de ruptura como a una tradición sin más; que esta continuidad sería la única condición necesaria para emprender una historia del alma criolla.

todo es amanecer

Libro muy popular, de noble síntesis, De la conquista de la independencia Abrió e impulsó nuevos rumbos para la historia de la cultura en Hispanoamérica: uno que sugiere que, por así decirlo, la colonia es el verdadero origen de la cultura criolla. En este sentido disidente y heterodoxo, veremos que Mariano Picón Salas se distancia de la interpretación maniquea de las dictaduras en Venezuela y comienza a sugerir que en ellas no todo fue tiempo perdido, que estas edades políticamente oscuras tuvieron a su vez una importancia significativa en la el desarrollo de otras instancias cívicas (literatura, historia, instituciones), la configuración viva y vivaz de formas de civilización auspiciadas por el «silencio» propio de las dictaduras. Para Picón Salas como para el poeta español, “toda hora es amanecer”. Por lo tanto, para el ojo agudo del historiador, no hay tiempo perdido. Gracias a esta generosa concepción, Picón Salas inventa una historia de la vida privada en Venezuela, una historia de las pasiones y una historia de la sensibilidad, escrita a veces fuera del ensayo de cocina, a veces de la crítica literaria. Abre los cajones de los abuelos para leer las preguntas sobre el sentido de la historia y el quehacer del historiador en los objetos contenidos en ellos. Descubrimos con Picón Salas que la historia de América Latina pasa por una cuestión de geografía, supone –como diría Alejandro Rossi– la fábula de las regiones. Pero eso, a su vez, sólo sería un hábil desvío para comprender, en el acto secreto de la intimidad cotidiana, a quienes eligen un paisaje para transformar y reflexionar.

La creatividad de Mariano Picón Salas es doble: 1) conceptual, aclimatando con destreza y tacto a Hispanoamérica la historia de la cultura de Arnold Weber, el historicismo de Dilthey y la sociología de Simmel; 2) literaria y verbal, inventando para esta nueva historia una nueva lengua, un nuevo país verbal que es a la vez una de las expresiones más tradicionales y más criollas, más puras y dúctiles de la lengua castellana.

Quizás no somos responsables del pasado. Somos, por el contrario, responsables de cómo lo recordamos. La memoria de Mariano Picón Salas es inseparable de esta responsabilidad. (Fondo de Cultura Económica).


1 El tiempo (Santiago, Chile), 9-11-1994, pág. 8.

El periodismo independiente necesita el apoyo de sus lectores para seguir adelante y asegurarse de que las noticias incómodas que no quieren que lea permanezcan a su alcance. ¡Hoy, con su apoyo, seguiremos trabajando duro por un periodismo libre de censura!
Saenz Olvera
Fito Saenz Olvera