El pasado jueves 15 de septiembre, el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de los Estados Unidos realizó una evaluación de la política de ese país hacia Venezuela en la que el subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Brian Nichols, dijo: “Nicolás Maduro… está haciendo una crítica error si piensa que nuestra paciencia es infinita, y tácticas dilatorias [para ir a México] Ellos te servirán.” Una afirmación que no hace más que confirmar lo que hemos dicho en otras ocasiones: la administración Biden cree en una salida negociada a la crisis en Venezuela.

Maduro sabe que ir a México significa acordar con la Plataforma por la Unidad Democrática una hoja de ruta electoral para las elecciones presidenciales, encaminada a obtener la legitimidad original del Ejecutivo. Un proceso que solo está dispuesto a aceptar si el riesgo de perder es bajo. Por ello, hace más de un año que no se sentó a la mesa de negociación facilitada por el Reino de Noruega. Además, ahora mismo sabe que el tiempo está a su favor para seguir en Miraflores manteniendo el statu quo. El regreso de gobiernos de tendencia bolivariana a la región le permitirá sobrevivir a la presión de los países democráticos para que estas elecciones sean libres, justas y competitivas.

La administración del presidente Gustavo Petro es clave para superar este obstáculo.

La designación del régimen madurista como garante de la paz en los diálogos con la guerrilla del ELN es un paso para blanquear el estado mafioso de Venezuela ―la sociedad criminal que utiliza la represión para aferrarse al poder―.

Ante la preocupación del Congreso de los Estados Unidos por esta designación, el embajador de Petro en Washington, luis gilberto murillodijo que estaba realizando gestiones para explicar a senadores y diputados los pasos en el proceso de reactivación del diálogo con este grupo subversivo, incluido el papel de la persona designada por Hugo Chávez para sucederlo como parte de la solución.

Bob Méndez (Demócrata de Nueva Jersey), presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, dijo durante la audiencia del jueves pasado que “Maduro ha convertido el hambre en un arma, usándola como herramienta política para llevar a más del 95% del país por debajo de la línea de pobreza”. . .

Ante esta realidad, Supermoustache sube al ring para evaluar si los números le permiten continuar en el poder.

Actualmente, ocho de cada diez venezolanos la rechazan, según los últimos estudios de opinión pública; entonces hay que asegurar los votos a través del control social.

De igual forma, los partidos de Plataforma Unida que se oponen a su continuidad en el ejecutivo suman una intención de voto similar o algo inferior a la de Maduro.

Por tanto, para que el designado por Chávez continúe en Miraflores, debe empatar los votos que no se sienten atraídos por ninguna de las dos opciones, que es casi el 60%.

Por ejemplo, en Maracaibo, en el estado Zulia, el madurismo concentra sus esfuerzos en el occidente de la ciudad -primer circuito electoral del estado con el mayor índice de pobreza del municipio-, donde jóvenes a los que se les ha negado una carrera profesional en el futuro han tenido que recurrir a andar en rickshaws, una bicicleta con un cajón adjunto que se utiliza para transportar personas y mercancías, para obtener un ingreso familiar.

Hasta el momento, se han registrado 7.000 conductores de triciclos, quienes han sido autorizados por líderes comunitarios. Il a organisé un syndicat de cyclo-pousse qui met au pied du mur l’Institut Municipal de Transport Collectif et Urbain de Passagers de la Municipalité de Maracaibo en réclamant les mêmes droits que les autres types de transport (voitures par étal, camions, bus , Entre otros). Además, utilizan un sistema digitalizado para monitorear la actividad. Según un estudio, el ingreso promedio por conductor es de 40 dólares diarios a razón de 10 viajes mínimos por día. Comparado con el salario mensual establecido por la administración de Maduro, es 50 veces mayor.

En cuanto a la elaboración del organigrama en todo el país «clave para la movilización del voto», Hugo Chávez ordenó que las unidades de combate se registren en el Sistema Patria Buen Gobierno 1X10 en mayo de este año.

Con este mecanismo busca crear en los sectores populares la percepción de que los problemas de la comunidad serán atendidos, ya que esto lo ha transformado en un derecho. Además, creó el sindicato cívico-militar-policial a través de la Bricomil (Brigada Militar Comunitaria) para la ejecución de la solución a los problemas de infraestructura, salud y educación.

Todo indica que Maduro se prepara para una elección presidencial en 2023. Está en campaña y pretende amarrar los votos.

Mientras tanto, la Plataforma Unitaria busca quién será el candidato para esta elección.

Las acciones de Superbigote se basan en un escenario de corto plazo (días), mientras que los factores democráticos hablan de un mediano plazo (meses) y hay quienes creen que será en 2024, por lo que hay tiempo (años).

Pero lo cierto es que no hay tiempo que perder. Toda la estrategia debe estar alineada para diciembre de 2023.

El candidato debe estar definido antes de que finalice 2022 y las estructuras que garanticen el mayor número de votos deben ponerse en marcha a muy corto plazo. No olvidemos que Maduro está de campaña.

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Hildelita Carrera Cedillo
Hildelita Carrera Cedillo