No hay nada más democrático y despolarizado en Venezuela hoy que la crisis económica y social. Con la excepción del conocido grupito de oligarcas que se han enriquecido obscenamente con la situación actual -algunos dentro del aparato estatal y otros contando con su complicidad-, todos los demás venezolanos son víctimas diarias de este miserable cóctel de inseguridad, alto costo de vida. de vida, carencia de servicios básicos, escasez y desamparo que caracterizan la vida cotidiana de nuestro maltrecho país, en especial de los sectores más pobres y de los grupos sociales más vulnerables, como son las mujeres, los niños y los ancianos.

Ante esta crisis, que no establece grandes diferencias ni discriminaciones, hace tiempo que los venezolanos salimos a la calle. Solo en los primeros 4 meses de 2022, según cifras del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, se registraron 2.677 protestas -un promedio de 22 protestas diarias a nivel nacional-, lo que representa un aumento del 30% respecto a igual época del año pasado. . Venezuela hierve todos los días con expresiones de descontento y demandas sociales, a pesar de la represión gubernamental y la estrategia de invisibilidad aplicada por muchos medios, lo que significa que no puedes verlos -por eso creer que no existen- y también comerte la historia de la país dormido. Pero el gobierno sabe que existen.

Para evitar que la acumulación de estos focos de conflicto se conecten entre sí y alcancen una fuerza de presión política necesaria para lograr los cambios que demanda la sociedad, el gobierno de Maduro rescata una vez más la vieja receta fascista de la polarización. La estrategia consiste en dividir intencionalmente un país donde todos sufren, en 2 bloques políticamente opuestos: culpables contra inocentes, traidores contra patriotas, buenos contra malos, oposición contra chavismo. Por lo tanto, el objetivo de la polarización es dirigir la frustración popular generalizada hacia un enemigo artificial, los compatriotas venezolanos, y no hacia el gobierno, que es el principal responsable del sufrimiento del pueblo.

Esta conocida estrategia de los libros de texto del militarismo fascista, aunque predecible y gastada, sigue siendo efectiva para fines de dominación. Por eso es preocupante la insistencia de ciertos sectores de la oposición, seguramente bien intencionados, en caer inocentemente en la trampa del gobierno y jugar su viejo juego de polarización y división política.

Hay que recalcar que los que sufren de este gobierno son casi todos los venezolanos, con excepción una vez más de los ricos y los oligarcas que todos conocemos. Quienes muestran ansiedad por el progreso del país y quieren vivir una realidad diferente son una gran mayoría, según los estudios de opinión pública más confiables. Sin embargo, no todos suscriben la vereda de la oposición y aún no la ven como una opción creíble, atractiva, de clara inspiración y con vocación popular para asumir sus orientaciones, sus propuestas de acción y menos sus luchas. En otras palabras, una cosa es estar descontento con el gobierno y otra muy distinta identificarse con la oposición, sobre todo si eso significa reducirla a consignas y mensajes polarizadores, que solo refuerzan la posición política anterior de quienes los escuchan u observan. . Por eso, el desafío de la alternativa democrática es precisamente transformar este enorme descontento social en una fuerza política. Pero esto requiere confrontación con la estrategia de polarización artificial de los laboratorios oficiales para fortalecer el encuentro y el acercamiento de todos los sectores que sufren esta tragedia que es el gobierno.

Ante la estrategia del gobierno de polarización política para debilitar la frustración social, lo correcto es encaminar esfuerzos para que la población perciba gradualmente que la única polarización real hoy en Venezuela es la de los opresores contra los oprimidos, la de los explotadores contra los explotados, el de los que ríen contra los que lloran, sea cual sea el partido político o la facción con la que se identifiquen.

¿Qué significa esto desde un punto de vista práctico? Sin cuestionar otras sugerencias, se trata de fortalecer el vínculo entre y con las organizaciones populares, de alentarlas a fortalecer su autonomía y su capacidad, de acompañar y vincular las numerosas manifestaciones de protesta social y por los derechos pisoteados del pueblo. , acompañar toda expresión de protesta y convertirse en los abogados defensores de quienes reclaman, cualquiera que sea su filiación política; utilizar la excelente plataforma de más de un centenar de autoridades locales obtenida el 21 de noviembre para transformarlas en plataformas de defensa de los derechos populares amenazados, y para responder a las propuestas y demandas de los distintos sectores locales en situaciones de conflicto; solidarizarse con las dificultades de los trabajadores y sectores vulnerables aún identificados con el gobierno, y buscar formas de comunicación con la población socialmente inquieta pero políticamente indecisa o aún simpatizante del oficialismo.

La mejor forma de acelerar y viabilizar los cambios que necesita nuestro país es acompañar la organización y las luchas de los pueblos -en especial de los que aún no son nuestros- por los problemas que hoy viven. El objetivo debe ser que la gente sufra menos, y que sepa que hay quienes la defienden, sean cuales sean sus convicciones políticas. Y apostar por generar, frente a la estrategia de polarización política del régimen, una repolarización social inteligente, pero entre los afectados por la crisis y quienes la generan en beneficio de sus propios intereses.

@angeloropeza182

El periodismo independiente necesita el apoyo de sus lectores para seguir adelante y asegurarse de que las noticias incómodas que no quieren que lea permanezcan a su alcance. ¡Hoy, con su apoyo, seguiremos trabajando duro por un periodismo libre de censura!
Hildelita Carrera Cedillo
Hildelita Carrera Cedillo