La izquierda en Colombia, Petro y Márquez y la alternancia en el poder

Nota del editor: Jorge Dávila Miguel se graduó en periodismo en 1973 y ha mantenido una carrera continua en su profesión hasta el día de hoy. Tiene posgrados en Ciencias de la Información Social y Social Media, así como estudios de posgrado en Relaciones Internacionales, Economía Política e Historia de América Latina. Dávila Miguel es columnista de El Nuevo Herald en McClatchy Network, analista político y columnista de CNN en Español. Los comentarios expresados ​​en esta columna pertenecen exclusivamente al autor. Ver más en cnne.com/opinion

(CNN)– Gustavo Petro será presidente de Colombia el 7 de agosto de este año. Y esto es noticia porque Petro es de izquierda y nunca ha habido un presidente de izquierda en la Cámara de Nariño. Desde los 18 años se integró a la guerrilla del Movimiento 19 de Abril y permaneció allí hasta 1990, cuando los diálogos de paz le permitieron pasar a la lucha política civil.

En los últimos 42 años, Petro ha aprovechado bien el tiempo, pues ha iniciado una larga carrera en la que muy bien se aprende a gobernar. Elegido a la Cámara de Representantes en 1991, fue Senador de la República en 2006, Alcalde de Bogotá en 2012 y gracias a su segundo lugar en la elección presidencial de 2018, volvió a ser Senador.

Gustavo Petro no es comunista, lo cual es difícil de entender para quienes solo sueñan con la democracia cuando es de derecha. Y no es comunista porque su sangre ideológica no proviene de Karl Marx o del materialismo histórico, sino del conocimiento de las duras contradicciones sociales y económicas que sufre una parte importante del pueblo colombiano.

Este cambio de signo político en Colombia representa la esencia de la verdadera democracia, porque con su alternancia pacífica en el poder puede traer, con buena voluntad y prudencia política, mayor bienestar al país. Es simple. Pero qué difícil es aceptar esta alternancia en el poder, tanto para la derecha como para la izquierda. Se sienten portadores de la absoluta verdad nacional, nutriéndose constantemente de las consignas y visiones de sus respectivos partidos. No hay otra verdad que la suya propia, como los partidos comunista, fascista o nazi. No hay diálogo, negociación o entendimiento a lo largo ya través de las líneas ideológicas que descienden ominosamente verticalmente desde los altos cargos políticos hasta el converso más reciente. Es un panorama extremista que se ve más estos días, ni más ni menos que en Estados Unidos.

Pero la verdadera joya de este sorprendente y sorprendente cambio en Colombia es Francia Márquez, la vicepresidenta electa de la nación: una mujer negra y pobre que ha luchado durante 40 años. Trabajadora del hogar a los 13, madre soltera a los 16, “no tenía formación en temas de vida sexual y reproductiva”, declaró, recordando su total desconocimiento sobre el tema: “Tuve que dejar la escuela, tuve que trabajar mucho”, dijo. confesó a la prensa en 2018, tras ganar el Premio Goldman, conocido como el Premio Nobel del medio ambiente. Luego de ser minera y empleada doméstica en Cali, tuvo el tiempo y el talento para obtener dos títulos universitarios: Técnica Agrícola, y en 2020 su título de abogado en la Universidad de Santiago de Cali.

Francia Márquez ha despertado políticamente a la población negra y también a la indígena de su país y se ha convertido en su voz electoral: “somos más de 10 millones de afrocolombianos”, esa gran minoría silenciosa que hoy apoya al Vicepresidente electo.

A los 13 años participó en la lucha por el desvío del río Ovejas.

En 2005 exigió a dos empresas colombianas reparar los impactos ambientales generados por el megaproyecto Salvajina. En 2009 se opuso a la minería indiscriminada en el municipio de Suárez, lo que llevaría a la expulsión de afrodescendientes del territorio, ya que fue declarado objetivo militar por varios grupos armados. Márquez inicia entonces una acción protectora y logra su permanencia en el territorio.

Fue designada representante legal de las comunidades afrodescendientes de la región en 2013. Y al año siguiente participó en la Mesa Interétnica e Intercultural del Norte del Cauca, exigiendo al gobierno detener la minería ilegal. Esto resultó en que Francia Márquez fuera declarada, junto con sus hijos, objetivo militar y desplazada forzosamente del territorio que tanto había defendido. Pero en noviembre del mismo año, Francia Márquez es una de las organizadoras de la Marcha de los Turbantes que, tras una marcha de 600 kilómetros hasta Bogotá, ocupa las oficinas del Ministerio del Interior de Colombia hasta el 11 de diciembre, fecha en la que se lograr el reconocimiento por parte del gobierno de 27 consejos comunitarios del Cauca. Participó en los diálogos de paz en La Habana entre el gobierno colombiano y las FARC. El 4 de mayo de 2019 fue víctima de un ataque con arma de fuego, que dejó dos heridos.

Francia Márquez habla en un lenguaje sencillo, imposible de no entender, tanto por educados como por laicos, sobre sus propósitos de justificación, educación y ambientalismo en Colombia. Debe seguir siendo factor de criterio y renovación en el ejercicio de sus funciones dentro del Ministerio de Igualdad. Nombre sencillo pero que implica decisiones duras, porque ¿qué puede ser más difícil en un país que instaurar la igualdad?

El 7 de agosto de 2022 comienza la verdadera tarea del nuevo gobierno. Petro y Márquez tienen un trabajo explícito, implícito, proyectado y también imposible de predecir como presidente del gran país colombiano. Media nación votó en contra y ahora comenzará el día a día, las decisiones fáciles y las difíciles, las de principio y las de conveniencia, las prácticas y las inconvenientes. Con un paso por detrás de Petro y Márquez, patrimonio ininterrumpido de 60 familias colombianas con filosofías de derecha. La democracia entregó el país a la izquierda. Viva la democracia y la alternancia en el poder.

Hildelita Carrera Cedillo
Hildelita Carrera Cedillo