Una de las tragedias más profundas que atraviesa Venezuela es la de tener una clase política amargada. La compleja realidad nacional es un asunto que asumen con fórmulas arruinadas. Su visión del país es de ambigüedad que llama al aburrimiento. La gente está muy molesta. Cree que lo peor que puede existir es la política. Ser miembro de una organización partidista es perder el tiempo. El ciudadano no se siente representado por los diseños de los círculos que lo han perjudicado durante décadas.

Es extremadamente fácil usar el atajo como un recurso para mantener a los clientes. Es entonces cuando nacen nuevas estructuras con los mismos defectos. Dan por hecho hechos que solo están en su cabeza mareada. El estudio de la realidad es un cactus espinoso de tonterías, que nunca logra su propósito previsto. Nos hemos quedado atrás. La dirigencia nacional se ha quedado sin fuelle. En América emerge una nueva realidad que busca la justicia social, pero bajo parámetros democráticos. La deuda histórica de los pueblos huesudos que se dejaron el pellejo en la oscuridad del despojo ha sido conseguir espacios para transitar. Se trata de poder encontrarnos en un hemisferio que nos pertenece.

En Venezuela debe surgir un liderazgo que vaya más allá de unas siglas. Conectar con el sentimiento colectivo. Vemos que se siguen cometiendo los mismos errores. Una élite política cree que tiene el monopolio de la verdad. Juzga para condenar a los que considera infieles. Solo ellos son la oposición, que es la franquicia que están comercializando. Les gusta viajar al extranjero para llevarse bien con el gobierno. Anhela encontrarse con ellos para otra ronda de fracasos.

¿Por qué no se entienden primero con todos los factores democráticos? Luego, con una propuesta consensuada -de todas las expresiones contrapuestas- pasar a la discusión. El otro tema es este: ¿Por qué no se encuentran en Venezuela? Tenemos algunos escenarios espléndidos para discutir. De esta manera, tanto desperdicio llegaría a su fin. Es una falta de respeto al venezolano, que con la excusa del diálogo, un grupo de funcionarios electos se lleve la vida alta. Gerardo Blyde y Jorge Rodríguez se reunieron en Noruega para planificar el nuevo ciclo de acuerdos. Podrían haberlo hecho en Caracas, sin tener que incurrir en tal gasto. ¿Por qué están ocultos? Tantos secretos para saber que siempre se han entendido. Nos vemos obligados a construir esta alternativa de diferente poder. Un liderazgo que pueda convocar al país. Una figura que seduce al escepticismo. Que pueda conseguir que las grandes mayorías se deslicen para encarnar un cambio real con justicia social, hasta ahora el eslabón perdido sigue durmiendo en la cueva.

[email protected]

El periodismo independiente necesita el apoyo de sus lectores para seguir adelante y asegurarse de que las noticias incómodas que no quieren que lea permanezcan a su alcance. ¡Hoy, con su apoyo, seguiremos trabajando duro por el periodismo sin censura!
Hildelita Carrera Cedillo
Hildelita Carrera Cedillo