Tras la muerte de Mao Tse-tung (9 de septiembre de 1976), una delegación parlamentaria multipartidista venezolana, presidida por el Dr. Gonzalo Barrios, visitó la República Popular China (proclamada el 1 de octubre de 1949). En esta ocasión, los que representábamos al Congreso Nacional nos reunimos con Deng Xiaoping quien, dos años después de la muerte de Mao, inició una profunda transición de la planificación central a una economía de mercado que, a diferencia de la transición operada por Europa del Este en la década de 1990 (después de la disolución de la URSS en diciembre de 1991) no condujo a una transformación del sistema político y el Partido Comunista continuó gobernando (hasta hoy) la administración del país. Fue un cambio económico. La conversación con Deng -que había sido depuesto por la Revolución Cultural (iniciada en 1966 y duró 10 años hasta la muerte de Mao en 1976) y rehabilitado por tercera vez en julio de 1977- se centró en la situación de China y las perspectivas planteadas, sobre las que le dijo al escritor Han Suyin (El Spiegel del 21 de noviembre de 1977): «Solo cuando reconocemos que estamos atrasados ​​podemos progresar». Por cierto, y anecdóticamente, este escritor describe a Deng como un hombre que «se mueve con agilidad y ligereza, escupe mucho y fuma constantemente». Esto también, durante la conversación, lo habíamos observado los miembros de la delegación parlamentaria venezolana.

La nueva etapa de modernización y desarrollo económico, encabezada por Deng Xiaoping, se inició en 1978. El 26 de febrero de ese mismo año, en la asamblea de la Quinta Asamblea Popular Nacional, propuso «la modernización de la agricultura, la industria, la defensa nacional, como así como la ciencia y la tecnología (las famosas cuatro modernizaciones, CCM), para elevar a nuestro país al nivel de los países más avanzados”, y agregó que “con toda certeza podremos hacer de China en los próximos veinte años, al menos incluso en el presente siglo, un país socialista moderno y poderoso”.

La secuencia de eventos es impresionante. Uno de sus biógrafos, Uli Franz, dice: «El 18 de diciembre de 1978, comenzó una nueva era. Ese día trascendental, Deng Xiaoping compareció ante el 3er Pleno del XI Comité Central y anunció el comienzo de un nuevo capítulo de la historia. . de China. . Por primera vez en más de veinte años, el punto central de la política del partido no fue la lucha de clases, sino la reconstrucción de la economía y la modernización del país. Se abre el comercio exterior, se disuelven los monopolios estatales, se crean nuevas empresas comerciales y las llamadas zonas económicas especiales según las reglas del mercado y con mínimas restricciones gubernamentales, se liberan los mercados agrícolas y deja de existir el lamentablemente notorio sistema de comunas. en 1983. «No importa si el gato es blanco o negro, lo importante es que atrape ratones», dijo Deng. Durante el evento del Comité Central antes mencionado, los partidarios de Deng Xiaoping continuaron al frente de los departamentos y órganos de este comité, y hubo cambios en el campo militar.

Luego de los cambios emprendidos, la economía china comenzó a crecer de manera espectacular. Según el economista Joaquín Estefanía, «el ritmo de crecimiento del producto nacional bruto de China desde finales de la década de 1970 es comparable al registrado por Japón durante sus dos décadas de milagro económico, entre 1955 y 1974, con un grado de apertura al exterior que tiene precedentes , tres veces mayor que el conjunto del comercio mundial». Se estimó que entre 1978 y 1995 la economía china creció a una tasa media anual del 9,3%, duplicando la cifra del maoísmo y lo que supuso un aumento de la renta per cápita sin precedentes históricos.

El citado economista Joaquín Estefanía hace la siguiente observación: «El punto de no retorno para la liberalización económica fue la reunión de la Conferencia Económica Asia-Pacífico en noviembre de 1995, durante la cual China anunció el mayor paquete de liberalización de su economía, con la reducción de aranceles aduaneros para más de 4.000 productos, la convertibilidad de su moneda, la protección de los derechos de propiedad intelectual y el deseo de ingresar a la Organización Mundial del Comercio».

Deng Xiaoping murió el 19 de febrero de 1997. Fue el arquitecto, el arquitecto, de la modernización económica de China. Pero China es un país de dos caras: capitalista, desde el punto de vista económico; Comunista autoritario, partido único, desde el punto de vista político.

No hemos olvidado la conversación que tuvimos los parlamentarios venezolanos hace tantos años con el fallecido gran líder chino.

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Hildelita Carrera Cedillo
Hildelita Carrera Cedillo