Ledezma Sojo
archivo de imagen

Más que hablar de mi “participación” en una consulta para elegir al abanderado presidencial de la resistencia, ratifico mi posición, siempre consecuente, al denunciar que en Venezuela persiste una tiranía arbitraria en el secuestro de todas las instituciones de la República. Para que se dé el hipotético caso de mi incursión en posibles elecciones en Venezuela tendría que pasar una de dos cosas: 1. Que caiga la tiranía o 2. Que decida regresar después de ponerse fuera de acuerdo con Maduro y que nunca hazlo. Este perverso régimen utiliza las inhabilitaciones como “moneda” para lograr, a su conveniencia, levantarlas para que los inhabilitados muten en apaciguadores.

Por otro lado, la crisis que nos agobia no se puede resolver simplemente organizando unas primarias para que de esta situación salga una cifra detallada. Primero debemos superar las insondables desavenencias que prevalecen actualmente entre líderes que no se toleran sino que se odian y así será imposible avanzar, aunque pretendamos “que estamos unidos”, yendo en grupo a unas primarias. . Otra tarea fundamental es evitar que los ciudadanos llamados a jugar en esta elección tengan la intuición de que se trata de otra artimaña del desprestigiado G4.

Un liderazgo político que recupere la confianza de los ciudadanos es fundamental. Una dirección dedicada a la lucha por la salida de la dictadura, para lo cual es válido apelar a todos los mecanismos existentes. Las primarias deben ser un capítulo de una agenda más integral y si esta consulta se lleva a cabo, debe estar fuera de las manos del CNE viciado de fraude, lejos de militares, maquinitas envenenadas y con garantías de participación de las dos Venezuelas: el que lucha por dentro y el que sufre el exilio. Pero, insisto, la unidad es mucho más que un acuerdo efímero sin contenido ni fin más que consumar proyectos acomodaticios que sólo servirán para satisfacer proyectos personales, más que para ayudar a un pueblo sumido en la incertidumbre. Jamás me resistiré a cambiar mi punto de vista porque según la máxima churchilliana: “el que no es capaz de cambiar nunca cambiará nada”.

No soy un cazador furtivo de oportunidades oportunistas. Me enfrenté a Chávez antes de que tomara el poder, junto a Carlos Andrés Pérez en los dos asaltos a cuarteles de 1992. Lo enfrentamos ante su furor antidescentralizador, lo sufrí, en toda su patología autoritaria, primero como alcalde de el Municipio Libertador y luego de la alcaldía metropolitana que fue descuartizada y con estos jirones resistimos dignamente. Desafiamos su grotesco deambular totalitario por las calles y acabamos pagando una injusta pena de prisión y ahora un exilio desgarrador. Como miembro de Unity, di todo lo que pude para ayudar a salvar a mi país y perdurará porque nada, ni siquiera la tormenta más huracanada, puede apagar esta llama que arde en mi pecho. Por eso no hago cálculos personales, porque ahora no es el momento de lanzar miradas que no nos permitan ver la magnitud de la tragedia que nos embarga.

Si el pilar de la agenda es la voluntad previamente acordada de buscar un motor que haga frente a esta tiranía canalizando el coraje de los ciudadanos y, a su vez, haciendo efectivo el apoyo internacional, ellos contarán conmigo, incondicionalmente. Pero si la intención es encubrir un régimen criminal, asumiendo roles con guiones de vasallos, estaré desde la soledad de este desventura del exilio en un paralelo opuesto. Sigo la orden de esta legión de honor perseverante en la lucha de resistencia en territorio venezolano, en el entendido de que les corresponde a ellos desarrollar la estrategia y nos corresponde a nosotros apoyarla sin arrogarnos una preocupante supremacía.

El periodismo independiente necesita el apoyo de sus lectores para seguir adelante y asegurarse de que las noticias incómodas que no quieren que lea permanezcan a su alcance. ¡Hoy, con su apoyo, seguiremos trabajando duro por un periodismo libre de censura!
Hildelita Carrera Cedillo
Hildelita Carrera Cedillo