El jueves 15 de septiembre tuve la oportunidad de escuchar una entrevista virtual realizada por Emilio Figueredo de Analítica a Mercedes de Freitas, presidenta de Transparencia Venezuela, respecto a un informe elaborado recientemente por dicha organización no gubernamental sobre “Economías ilícitas al amparo de corrupción. La entrevista reveló situaciones conocidas de cierta manera elemental, pero ahora rigurosamente analizadas por expertos, con el objetivo de sistematizarlas, ordenarlas en una visión global y tratar de comprender su significado profundo. Además del fuerte impacto que produjo en mi conciencia la entrevista, sumado a la maestría de Figueredo para aprovechar al máximo la impresionante lucidez de Mercedes de Freitas, mi mente trata de reflexionar sobre sus consecuencias para el mundo intelectual en el que vivo evoluciona fundamentalmente: el Estado , poder y ley. He aquí algunas reflexiones sobre un asunto tan urgente.

Mi historia comienza con un libro publicado originalmente en inglés en 1941 y recientemente traducido al español, titulado el estado dual, obra del politólogo alemán Ernst Fraenkel, que pudo huir de Alemania no sin antes sacar de contrabando el manuscrito de las entrañas de la dictadura nazi y publicarlo en Estados Unidos, donde continuó su vida universitaria. En definitiva, el libro analiza el ordenamiento jurídico del régimen nazi, dividido en dos estados, el estado normativo, que sigue las reglas básicas que todos conocemos como estado de derecho, tanto en justicia como en legislación y administración; y el estado de prerrogativa, donde el gobernante impone sus decisiones independientemente del estado normativo, ya sea a través de leyes y medidas voluntarias, fuera del ámbito de la ley y las garantías ciudadanas básicas. En el estado dual, el estado de prerrogativa predomina y se impone unilateral y arbitrariamente, siempre que lo considere necesario, invocando razones de estado, sobre el estado normativo subordinado. Aquí la ley no limita el poder, sino que el poder impone su derecho, lo que la voluntad del soberano decide es su derecho.

El interés del libro de Fraenkel radica, además de su valor intrínseco para comprender la dictadura nazi, en su poderosa fuerza heurística para comprender la relación entre derecho y poder de las dictaduras de nuestro tiempo, ya que todas sin excepción construyen su estado dual, donde el La prerrogativa se impone irrevocablemente siempre que lo considere necesario para su ambición de poder, con todo lo que ello implica de arbitrariedad y violación de los derechos humanos y sus correspondientes garantías, a la regulación conforme al estado de derecho y al estado de derecho.

Venezuela es un estado dual, y como nos muestran Mercedes de Freitas y sus colaboradores con su brillante análisis, el estado prerrogativo se impone implacablemente, cuando sus fines lo requieren, al estado normativo, tanto en la legislación como en la justicia y en la administración. La cuestión es más profunda, y requiere una reflexión que va más allá de estas consideraciones, y consiste en la gravísima cuestión de saber si Venezuela realmente, desde sus orígenes, y al margen de algunos breves períodos brillantes de su historia, no ha dejado de ser un estado dual. Me viene a la mente una frase del genial José Ignacio Cabrujas, que tanto ha contribuido a desenmascarar nuestras ilusiones: “El país siempre ha tenido una visión precaria de sus instituciones porque, en el fondo, Venezuela es un país provisional. El tema de la relación del estado dual, es decir el estado, ha sido muy precario en nuestra historia, y por eso, superar el estado dual que hoy vivimos no es tarea fácil, porque en nuestro caso, implica construir el Estado, institucionalizarlo y fortalecerlo, para de ahí reducir el Estado dual. Una tarea «sífica» a ser superada por las nuevas generaciones, porque al margen de la obra civil y abnegada modernizadora de algunos abnegados compatriotas, que tanto debemos agradecer, queda mucho por hacer.

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Saenz Olvera
Fito Saenz Olvera