Exiliados portan cartel contra el gobierno comunista de Cuba | Luis F. Rojas

Por ARMANDO DURÁN

El hecho improbable pero cierto produjo un impacto inolvidable. Para realzar la no menos asombrosa visita del entonces presidente Barack Obama y toda su familia a La Habana, Karl Lagerfeld, director artístico de la Maison Dior, transformó la noche del 3 de mayo de 2016 el famoso Paseo del Prado, corazón histórico de una ciudad en ruinas. y ciudad desmoronada, en un escenario espectacular para presentar al mundo ya un grupo de invitados especiales su colección preparada para la primavera-verano de ese año, según él, inspiradora de la música cubana.

Es el mismo escenario que 5 años después, el 11 de julio de 2021, cientos de jóvenes indignados fueron seleccionados para denunciar a los cuatro vientos los efectos devastadores de la crisis económica, los continuos cortes de luz y las crecientes desigualdades sociales. Exigían justicia, libertad y el fin de la dictadura, no al son de la conga que bailaban las modelos de Lagerfeld para hacer aún más seductoras las creaciones del modisto, sino al ritmo de «Patria y Vida», un canto a eslogan interpretado por integrantes de el movimiento cultural de San Isidro como respuesta cívica y libertaria al dilema patria o muerte con que, el 5 de marzo de 1960, Fidel Castro habló a los cubanos sobre la necesidad de tomar esta decisión política y existencial que caracterizaría el tiempo de sometimiento a venir. Hasta el día del juicio.

La protesta, que en ningún momento dejó de ser pacífica, se había iniciado a primeras horas de esa mañana en la plaza de la Iglesia y calles adyacentes de San Antonio de los Baños, localidad de alrededor de 35.000 habitantes, 26 kilómetros al suroeste de La Habana. Les images d’une multitude de jeunes qui ont pris les gouvernants et les gouvernés par surprise avec leur manifestation de protestation en colère ont été diffusées en direct et en direct par les protagonistes du drame eux-mêmes et ont constitué une pleine expression du mécontentement collectif ciudadanos. Por esta sencilla y amenazante causa, esta explosión callejera se extendió de inmediato a La Habana y a varias decenas de ciudades y pueblos de la isla como la pólvora. Razón de peso, dijo Yoanis Sánchez en una nota publicada el pasado lunes en el diario digital 14 años y mediopara recordar que el 11 de julio los cubanos “se comieron nuestro miedo”.

Sin embargo, la respuesta del oficialismo, siempre cruel, despiadada e inmediata, no se hizo esperar. La misma mañana del hecho, Miguel Ángel Díaz Canel, sucesor de los hermanos Castro en los cargos supremos del estado, muy gris y sin incidentes, se dirigió a San Antonio de los Baños y, después de ver lo que pasaba y entender el mensaje, notificó al país ya la comunidad internacional que “se da la orden de lucha”. Luego llamó a todos los revolucionarios a salir a las calles a defender la Revolución, “porque la calle es de los revolucionarios y no vamos a permitir que ningún contrarrevolucionario, a sueldo de las agencias norteamericanas, provoque la desestabilización del país”. «. Finalizó su alerta alerta: “Como la calle es de los revolucionarios, los vamos a enfrentar (a los enemigos de la Revolución) dondequiera que estén, con decisión, firmeza y valentía. ¡Tendrán que pasar por encima de nuestros cadáveres! ¡Estamos listos para cualquier cosa!».

Y, efectivamente, eso es lo que ha hecho el régimen. Su bien engrasada maquinaria represiva, hombres y mujeres uniformados, y maleantes de físico ostentoso y manifiesta inmoralidad, todos autorizados para silenciar los golpes, en nombre de un Estado implacable que nunca ha dejado de sentirse dueño y señor absoluto de vidas y haciendas. , arremetió contra los indefensos manifestantes, quienes, como muestran las fotos y los videos, solo querían testimoniar su deseo de siquiera respirar un poco de aire fresco y poder negarse a comulgar con los pilares de una ideología que ha costado mucho a millones de cubanos. sangre y sufrimiento, y eso ya no le dice nada a nadie.

El resultado de las protestas de hace un año es convincente. Según cifras publicadas por la Fiscalía General de Cuba, 1.337 manifestantes han sido detenidos, más de 700 han sido acusados ​​de cometer los más diversos y extravagantes excesos y, hasta la fecha, 381 han sido condenados por los tribunales a penas que van de los 5 a los 20 años. . de prisión Entre ellos, Maikel Castillo, alias Osorbo, rapero de 39 años, condenado a 9 años de prisión por “ataque y difamación a instituciones”, y su colega Luis Manuel Otero, a 5 años, por los delitos de “desacato de símbolos patrios, desacato a la autoridad y desórdenes públicos”, ambos coautores de la canción “Patria y Vida”, monstruoso “delito” por el que fueron y siguen secuestrados. Una palpable constatación, muy palpable de cómo se administra la justicia en Cuba y cómo el gobierno del Partido Comunista de Cuba, constitucionalmente el poder supremo del Estado, cuida y protege los derechos de sus ciudadanos.

Eso sí, la verdad sobre este 11 de julio es muy diferente a la versión oficial. Así lo resume Mauricio Vicent, conocedor como pocos del proceso político cubano y durante años corresponsal del diario español El país en La Habana, en una columna publicada en la edición del diario el pasado lunes, “si preguntas hoy en las calles de Cuba, la mayoría te dará la misma respuesta: las dificultades, el malestar social y el deterioro de las condiciones de vida que provocó el brote del 11 y 12 de julio del año pasado no solo continúa, sino que ha empeorado en los últimos 12 meses.

En otras palabras, lo ocurrido hace un año en Cuba nada tiene que ver con la agenda secreta de un perverso enemigo nacional o extranjero, ni con conspiraciones promovidas por «agencias americanas». Vaya, lo que pasó entonces no fue un “vandalismo” de los enemigos del pueblo y de la Revolución, como repiten con disciplina los dirigentes del Partido Comunista de Cuba para justificar una vez más la persecución permanente y feroz de los “otros”. Que lo que realmente sucedió entonces en las calles de la isla puede repetirse en cualquier momento a pesar del estado de sitio al que son sometidos desde hace más de 60 años millones de cubanos inocentes, como consecuencia natural se cumple ya un año y más, de el fracaso monumental de una llamada revolución que, desde el 1 de enero de 1959, se ha propuesto conducir a sus hijos hacia un mar infinito de felicidad y lo que ha hecho es hundirlos en un abismo insondable de miseria física y espiritual.

En el primer aniversario de estas protestas, Díaz-Canel se jactó de que el verdadero significado de lo ocurrido hace un año debe entenderse como un triunfo rotundo de la Revolución y una derrota soberana del ‘imperio’. O sea, que el 11 de julio no pasó desapercibido y, por tanto, los cubanos, regocijándose en su revolución sometida a la criminal agresión del “bloqueo”, tendrán que resignarse a seguir viendo de lejos el superlujo de los hoteles. y restaurantes construidos a costa de sus sacrificios para recibir y complacer a los ricos del mundo capitalista, y tendrán que seguir sufriendo, irremediablemente excluidos de la burbuja prefabricada de paraíso tropical que la propaganda turística cubana vende a precio de oro en el principales capitales del planeta, la miseria que sufren en las miserables calles de una Cuba que los turistas no visitan. Hasta el día en que los oprimidos no tengan más remedio que comerse de nuevo su miedo. Con todas sus consecuencias brutal, pero alentadora, porque en esta futura ocasión la victoria será eterna. ¡Superar!

*Encuentro Humanista Está dirigida por Julio César Moreno León. Su consejo editorial está integrado por Macky Arenas y Marcos Villasmil.

* Armando Durán ha sido ministro, parlamentario y embajador. fue director de El Diario de Caracas, La verdad de Maracaibo y redactor jefe del semanario Viernes.

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Hildelita Carrera Cedillo
Hildelita Carrera Cedillo